[] Fractario-Re: febrero 2009

domingo, 15 de febrero de 2009

“4 minutos y 33 segundos” ¿escuchar a través del silencio?


John Cage fue heredero de una cultura musical en transición, alumno de Arnold Shoenberg ( quién rompiera la tradición tonal y fuera precursor del atonalismo , el dodecafonismo y el serialismo), amigo del pintor “avan-garde” Rauschenberg y de Pierre Boulez, Cage fue desde el comienzo de su carrera musical un revolucionario tanto de la estructura y forma composicional (procesos aleatorios de notación gráfica etc.) como de los elementos tímbricos de ésta (inclusión de ruido –incidental , no incidental- , uso de elementos extramusicales como productores de sonido y medios electrónicos) pero aún más importante es su aportación al cambio de la estética musical al concebir el silencio como parte fundamental y única generadora de toda creación musical.

En 1951 John Cage visitó la camara acústica de la universidad de Harvard para obtener una perspectiva del “silencio total”, al llegar ahí se dio cuenta de que en ésta cámara percibía dos sonidos , uno alto y otro bajo, el primero su sistema nervioso y el segundo los latidos de su corazón y la sangre corriendo por sus venas, esto cambió por completo su concepto del silencio, no había manera realmente de experimentar el “silencio” mientras se estuviera vivo. Nietzsche, ya lo había intuido, por ello sus objeciones a la música de Wagner fueron de orden fisiológico ¿para qué disfrazarlas bajo fórmulas estéticas?: “que no se pueda respirar cuando se escucha esta música está señalando que no es la adecuada para la vida.”14 El sonido es continuo, es una manifestación del torrente vital, de modo que , según expresa Cage, "El significado esencial del silencio es la pérdida de atención”. El silencio no es pues un problema acústico. Esto constituye un radical giro, un cambio fundamental de concepción: “el silencio es solamente el abandono de la intención de oir”. Cage dedicó su música a este cambio, a la exploración de “la no-intención”.

Los sonidos ambientales , los sonidos naturales del entorno en que se interpreta la pieza de la “no-intención”, una especie de espacio para reflexionar primero, acerca de que el silencio es sólo la pérdida de atención a un evento (pues el sonido es continuo) ahora concentrándose en esa pérdida de atención (y escribiendo una pieza basada en eso) surge el sonido de nuevo (no el intencionado , o el escrito por el compositor, sino el que se hallaba en ése lugar desde antes) ahora con un marco de referencia , “4 minutos y 33 segundos” para oír a través del silencio el sonido que se encontraba de antemano en ésa sála , para encontrar la verdadera naturaleza del sonido en el presente.

Esta búsqueda de Cage no corresponde a un puro afan experimental, sino que hunde sus raices en tópicos fundamentales como el sentido y propósito de la música, su inmemorial sacralidad, sus alcances terapeúticos y espirituales, como el de serenar la mente para hacerla suceptible a las resonancias espirituales y a la comunicación con lo divino.

http://revista.escaner.cl/node/529