[] Fractario-Re

lunes, 29 de abril de 2013

La forma de la vela


La forma de una vela

La luz reposa sobre el blanco
en la esquina oscura de la habitación.
La luz tiene un sonido en Lorca
él escuchó la campana de la vela
Yo sólo negro en rededor.
La música viene de un punteo que produce
el aire al traspasar la luz.
El silencio vendría entonces
del levantamiento de la flama
casi al apagarse.
Uno debería estar dispuesto para vivir a oscuras
portar una colección en la mente con letras de colores
y una figura amable del recuerdo de alguna amante.
La luz de la vela y el sonido de la campana
son la materia de vida, no la inercia de un cuerpo a oscuras.
La vela adquiere todas las formas en la noche
suena diminuta por la gran oscuridad
es un respiro de notas silenciadas.
La oscuridad se debe a las restricciones
un hombre cansado sólo ve aquello que está lejos.
El deseo oscuro es una metáfora de lo inalcanzable.

martes, 20 de noviembre de 2012

Trayecto de la A. a la A.

Siempre he pensado que el escritor debe crear desde el ras de la lona, tumbado en el ring. A propósito ocupo la idea de Gombrowicz: 
En la búsqueda del estilo cualquier actitud debe nacer de la eliminación, nacer, en definitiva, de un empobrecimiento.

*
No estoy seguro de haber recordado, sólo encontré una escena en mi mente A. dejó algo olvidado en la ciudad de T. No sé si ya lo sepa, si habrá caído en la cuenta después de muchos años. Para mí esa ciudad árida no había tenido principal interés, fui un par de veces más y en cada llegada sentía que algo se perdía, que algo de mí se quedaba incrustado en alguna partícula del polvo de aquella ciudad. A. quiero pensar, muchos años después, supo que me había olvidado en T. 

*
Regresé unos dos años después de mi última visita, otro propósito, otra mujer, pero la misma letra inicial componía los nombres. Todo tenía otro tono, a pesar del mismo calor que sigo sintiendo sólo de pensar en la mixteca. 
Escribo esto para formarme una geografía. Escribo para moverme por el laberinto, supe cuando leí por primera vez a Christoph Hein que El camino más recto es el laberinto. Sigo pensando en eso.

*
Quizá, en el fondo hago esto para olvidarme de mi trabajo de escritura, para olvidar los personajes que uno es cuando escribe y recuperar el suelo en el que se encontraba antes de empezar a teclear la ficción.

*
Entonces qué pasó en mi vida. La ciudad, que no es la Cittá, se convirtió en un laberinto de letras, no el trayecto de la A a la Z, sino el regreso deliberado de la A. a la A. pero con todos los matices que recorren el alfabeto. Regresé al inicio, como si el susurro de silencios de una mariposa me orillara a empezar. Volver a tocar el mundo...

martes, 30 de octubre de 2012

Escritura a cuatro manos...



Este texto fue realizado junto con el buen Memo Garay, con quien se 
comparte el gusto y la carga de fantasmas de la escritura.





Mi casa se desdobla. Una sábana de hotel. El sillón crece como si fuera hecho para decenas de amigos o más personas que no están. El aire de la habitación que cruza el silencio es sólo la medida del trayecto.

             El trayecto es siempre una hoja en blanco.  

Comienza el encierro. Las paredes se convierten en borradores inmensos: tramas inacabadas en el acto de escribir. Algunos sólo beben café, otros preferimos calar un buen cigarro y entre el vapor y el humo se vislumbran, algunas veces, fantasmas paseándose en la alcoba, esperando ser personajes o al menos acciones que impulsen el relato. Las palabras fluyen. La habitación es un río que arrastra conflictos hasta una corriente en caída libre. Ahí los muros caen. Las ideas implacables chocan contra las rocas, luego callan. Entonces las aguas apacibles son otra vez un pizarrón en blanco. Más tabaco y más café. Hemos aprendido a vivir con el silencio. Somos tejedores de sueños con un pedazo del pie apoyado en la realidad. Y en este entrar y salir… de la alcoba, la sintaxis en los muros se resuelve. Los personajes se despiden haciendo reverencias con un punto final. El sillón sigue vacío, esperando a que las cosas en este hotel vuelvan a tener sentido. La corrección es inminente. Aceptamos la carga. Sabemos que los fantasmas siempre se escriben con puntos suspensivos…  


                    a todos con los que hemos compartido palabras

miércoles, 13 de junio de 2012

Reducido

Desde su aparición en mis sueños fue, en cierto modo, mi perro.
Cuando de día no tengo perro y sí muchas fatigas, es bueno curarse de ellas con un cuzquito nocturno, que no exige de uno ni siquiera moverse de la cama. Sólo es necesario dormirse, con el deseo, que sería inútil expresar a nadie, de esas horas de holgorio -liviano e infantil, lo admito-, para que él se presente dispuesto a jugar o, con comprensión superior de perro, para acompañarme mansamente.

Si se me preguntara no sabría decir cómo es. Pero en sueños podría reconocerlo, infaliblemente, en medio de una jauría compuesta por hermanos idénticos a él. Es que, si bien fue un perrito evidente e indiscutible desde el primer momento, algo tiene que, cuando pienso en él, me sugiere que es distinto porque ha venido a mí paulatinamente, como en una integración demorada. Por esto resulta contradictorio su nombre: Reducido;                                                                                          
aunque le corresponda en relación con su físico. No es que se haya achicado, ni mucho menos que esté en proceso de reducción. Tampoco advierto -he aquí otra cuestión importante-, por más que observe, que crezca ni siquiera un poquito, siendo como es tan natural que los perros de corta edad se desarrollen casi de día en día, como cabría decir exagerando un tanto. Esto le da algunos caracteres de inmutabilidad que no me tienen tranquilo. Si Reducido, si mi Reducido, este perrito tan jovial, tan buen perro, es decir, tan buen amigo, no varía, es que tiene la fijeza de un sueño, nada más que de un sueño. Es, entonces, mi Reducido, como una persistente pesadilla, que vuelve siempre, igual, torturante, y aunque él no puede considerarse de ningún modo pesadilla me tiene el corazón sobresaltado, no en el momento en que se extingue, sino en el día,
por la probabilidad nunca desechable, de que en la noche no vuelva.

Por eso, admitiendo que sea un sueño, necesito que se traslade a mi vida despierta. Si lo es, tendré, en esta miserable vida mía, sin sol, aunque bajo el sol, un sueño. Si lo es, no tendré que temer la ausencia definitiva, una noche cualquiera, porque, pese a que nada ha hecho para que yo pueda juzgarlo así, puede ser inconstante y pasarse, con sus pasos de sombra, a los sueños de alguno de mis vecinos. Vivo, sobre la tierra, es indiscutible, puede morir. Pero pensaré en su muerte como en la mía: pensaré que es algo que no viene, aunque se desee, si no se busca de frente.

Ya he conversado con Reducido. Le confesé, francamente, mis inquietudes, que quizás antes no se le escapaban, porque es muy perspicaz, muy avisado. Le pedí que se apee de la noche y venga. Me pidió él que no le exigiera la respuesta hasta la noche de ayer. Su respuesta no responde directamente a mi pedido. Me contesta que sí, que le gusta ser mi perro y podemos pasar juntos más tiempo; pero a su vez, me propone algo que también me obliga a diferir la respuesta, hasta pensarla bien.

Esta noche debo contestarle. No faltan muchas horas y he de resolver, siendo, como es, tan difícil decidir sobre lo que Reducido quiere. Porque lo que Reducido quiere es que yo me vaya con él, es decir, que yo me vaya con él a los sueños.

Antonio Di Benedetto. Mundo animal (1953)

martes, 12 de junio de 2012

Apuntes

*
Cuál es la sintaxis de la mirada. La respuesta está en un lente canon.

*
Qué preposiciones deben usarse para darle velocidad a una muestra de danza, o diría, cuáles son las preposiciones del vuelo. La respuesta posiblemente esté contenida en la columna vertebral, la sintaxis de una mariposa.

*
En dónde están contenidos los colores del sueño, cómo narrarlos, describirlos.

*
Qué consonantes son las adecuadas para acercarnos a una pieza avant-garde.


lunes, 28 de mayo de 2012

Entorno literario

"Escribir se me ha vuelto odioso y no sé qué hacer. De buena gana me ocuparía de la medicina; aceptaría cualquier puesto, pero carezco de la habilidad necesaria. En estos momentos cuando escribo o pienso en lo que debo escribir, siento tanta repugnancia como si hubiera comido una sopa de col de la que hubiesen sacado una cucaracha (perdone la comparación). No es la escritura en sí misma la que me da náuseas, sino el entorno literario, del que no es posible escapar, y que te acompaña a todas partes, como a la tierra su atmósfera."

(A Lidia Avílova, Mélijovo, 25 de Julio de 1898)

Antón P. Chéjov

lunes, 14 de mayo de 2012

Tan poco

Dije tan poco.
Días cortos.
Días cortos,
Noches cortas,
Años cortos.
Dije tan poco,
No llegué.
Cansó a mi corazón
El entusiasmo,
El desconsuelo,
El celo,
La esperanza.
La boca del leviatán
Se cerró sobre mí.
Yací desnudo en las playas
De islas desiertas.
Me llevó consigo al abismo
La blanca ballena del mundo.
Y ahora no sé
Qué fue lo verdadero.
C. Milosz

[traducción de Gerardo Beltrán]