Otra fotografía con carácter nostálgico en el álbum. Es una imagen que ahora que lo pienso, no sugiere mucho. Se trata de un molino de café. Se distinguen dos tipos de grano en la imagen. Unos son más claros que otros, quizá sean del tipo pluma. Hay un texto en la parte trasera de la fotografía:
Después de caminar horas sin rumbo, encontré este lugar con un aroma particular. La fachada a primera vista parece común y corriente, un establecimiento como muchos en la ciudad; sin embargo al entrar, era como si mi cuerpo se redujera, como si todo a mí alrededor tomara otra proporción, estaba en ese momento viviendo en una especie de escala de mí mismo, una mirada con zoom, un detalle de mi realidad. Todo era pequeño ahí, yo mismo empezaba a sentir como se reducían mis sensaciones. En la entrada al café estaba un pequeño librero con pocas ediciones de bolsillo que paradójicamente lo hacían ver repleto, saturado. Mesas individuales —al menos eso me hacían pensar— formaban parte del inmobiliario; diminutas en las que apenas si cabía una taza parecida a las de un juego de té.
Salí del lugar dispuesto a seguir caminando después de haber bebido un café expreso y el encuentro con la realidad de afuera me hizo percibir sólo la pérdida de unos segundos de mi tiempo, a tal grado que no sé si esto que narro haya sucedido, quizá por la brevedad del café o por la miniatura del instante que pasé ahí reducido.