Una pieza blanca, un reflejo de luz que fragmenta tu pierna.
Las calles incompletas en la mente, la sensación de extravío. Salimos, una botella de agua para el recorrido, siempre he pensado que no necesito un automovil para darle un buen paseo a mi vida, caminamos juntos varias veces por las calles más oscuras de la ciudad, siempre había algo que nos hacía mostrarnos estáticos, deteníamos el segundero toda vez que nos parábamos en las esquinas.
Busco en el día esa ausencia, busco en las paradas del camión algo en particular, pero el autobús siempre pasa antes, me deja, me gana, me desplaza al pasado.
Las noches son mejores, el armar mi camino con pasos pesados, con los rostros de la luna, con tus esquinas inventadas, piezas diminutas que se organizan de manera tal, que le dan rectitud al laberinto, sólo unas cuantas líneas rectas y lo demás sigue siendo eso...
Soy de ese tipo de personas que llevan un pedazo de cartón en el bolsillo, un trozo de recuerdo en el bolsillo, creo invariablemente en el fragmento.
Un brillo de luz me persigue por la acera, es la figura recta, esa luz en mi mente, tu pierna en mi memoria, tu pierna dibujada entre las sombras, un detalle de tu cuerpo, una pieza...
Siempre me falta algo, siempre hay un espacio vacío, aparentemente la calle se ilumina con la luz blanca que brota del charco de agua, hasta que se pierde, una nube o el final del pequeño lago citadino. Además no siempre llueve, no siempre uno encuentra las imágenes que quiere, las buscas pero se resisten, las cosas simples como el reflejo detallado de tonos plata, se ocultan, se oscurecen, como el cartón que está en mi bolsa, el cartón que se ha mojado le da otros tonos al blanco, mi bolsa que está en la mezclilla, la mezclilla que se deplaza por la calle...la calle que busco en días de lluvia.
1 comentario:
Me recuerda la exposición que vimos; la ausencia de las imágenes que quieres recordar, esa ausencia, tal vez de ideas, de obsesiones, de fijaciones que siempre se ameritan para vivir. Me gusta.
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