-Es bonito despertarse sin hacerse ilusiones-continuó sonriendo-. Uno se siente entonces libre y responsable. Una fuerza tremenda está en nosotros: la libertad. Se puede llegar a la inocencia, se está dispuesto a sufrir. p.34-Yo busco esa clase de inocencia -balbuceaba él, testarudo-; cuanto más la conozco más me convenzo de que soy un vil y de que soy sólo un hombre. ¿Te persuades de que el estado ideal del hombre es la debilidad? ¿Cómo puedes sentir algún alivio si antes no te precipitas? p.42Nunca hubiera pensando que aquel principio de verano en la ciudad podía gustarme tanto. Sin los amigos, ni una cara conocida por las calles, pensaba en los días pasados, iba en barca, imaginaba cosas nuevas. La hora de más inquietud era la noche y eso se comprende, pues Pieretto me había viciado. La más bonita, al mediodía hacia las dos, cuando las calles yacías no contenían más que una raya de cielo. Una cosa que hacía a menudo era sorprender alguna mujer en la ventana; aburrida, absorta como sólo las mujeres saben estar. Al pasar levantaba la cabeza y entreveía un interior, una habitación, un trozo de espejo. Llevaba conmigo aquel pequeño placer. p.49
Fragmentos: El diablo sobre las colinas. Cesare Pavese
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