La oscuridad se despliega inmensa reflejándose en los charcos
llena del bullicioso pasado que ahora silencia,
el juego de sombras, las miradas presienten, se tocan, se respiran
como el deseo, son una luz intermitente que dura el tiempo de un alto.
El automóvil se ha detenido con paciencia zen
se baña con las primeras gotas de sol,
hay un tiempo ahí adentro,
una humedad que traspasa la barrera metálica,
un ambiente que se recorre entre fluidos.
De su boca se desprenden gemidos que antes fueron palabras:
el amanecer tiene la facultad de modificar los sonidos
los convierte en un ritmo
un swing que se repite en una escala inabarcable.
Te mostraste breve, palabra finita,
llena de nimiedades que ahora sostienen mi brevedad
y no estarás más para abarcarte completa.
Entonces me quedo con la medida milimétrica,
con una sustancia que se evapora en las gotas del auto
ante los primeros rayos agudos del sol.
La invención de la empatía
Hace 4 años
1 comentario:
Miradas laberínticas que envuelven y cautivan a seres curiosos por naturaleza... ¿Dónde están los faunos, dónde están las hadas? Brindemos a la salud de los demonios.
Att. K.
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