Hasta que llegó la hora donde esto pasó: todos los colores se elevaron y buscaban al sol. Pero una amplia capa entre ellos se tendió: cruelmente vacía y fría; en ella estaba la tierra, gris y amarga. Se escuchaban los cuervos en las copas de los abedules y en los senderos, que rápidamente se reavivan y de nuevo crecen. Todo estaba destruido en un margen, que inexorablemente cayó a un helado río muerto. Y entonces la noche empezó.
Heinrich Mann. Ein Untergang.
Gottfried Benn
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