Tu cuerpo es una idea que abarca el olor del amanecer
y la extrañeza de otra habitación.
Un huir de la melancolía de mí mismo
mientras me tiro a otros brazos
y escucho palabras que no me hacen sentir;
ella retiró el sostén con mis manos
mientras intentaba abarcar su pequeño mundo privado
desconocido a mi tacto, pero nada pasa.
Salgo del bar por miedo a la cercanía
y me doy cuenta una vez más,
de la proximidad del vacío.
He creado un pretexto para intentar escapar
de mi propio encierro
caminando en una corriente a la que
ya no pertenezco.
Estoy seguro del cliché en el que vivo
lleno de imágenes y tiempos que no pasan,
de caminos inventados, soledades inesperadas;
y al final,
continúo con la idea matizada de mi propio vacío
a las tres de la madrugada
por una calle fría y
reafirmo el hecho de que aún conservo memoria
para encontrar el camino de regreso a casa
y el sentir
se va diluyendo de a poco
cuando siento la tela del frío
que recorre mi cara.
2 comentarios:
Ah!!!!, me gustó!!!!!
Vientos, Pepe.
Judith.
Epa, epa!!! Ya era momento de leer algo de su inspiración, don PP.
Saludos.
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